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Grupo de jóvenes manifestantes sosteniendo un cartel con la frase “Act Now” y una mano con la palabra “Stop” escrita en la palma.

La escalada de los “discursos de odio” en nombre de la libertad de expresión

La reciente polémica desatada en torno al asesinato del activista conservador Charlie Kirk reavivaron la disputa sobre el derecho a propagar mensajes incitantes al odio. El rol de las redes sociales en la propagación de hostilidad.

El reciente atentado que terminó con la vida del activista Charlie Kirk en Estados Unidos volvió a poner en agenda el debate en torno a los llamados “discursos de odio” y su avanzada en nombre de la libertad de expresión en Norteamérica. El hecho ocurrido en un acto público a plena luz del día se convirtió en imagen viral a nivel mundial y conmocionó a la opinión pública frente a la escalada de violencia discursiva, ideológica y su final efecto en lo material. En el centro de las controversias está, una vez más, la libertad de expresión.

Así lo sintetizó el presidente norteamericano Donald Trump al definir a Kirk como un mártir “de la libertad”, categoría en la que coincidió también el vicepresidente James David Vance, quien destacó al activista también como mártir incluso de la religión cristiana. En el marco del masivo homenaje en su honor, su viuda Erika Kirk, sostuvo que “la respuesta al odio no es el odio”. Expresiones como estas ubicaban al fallecido influencer de la derecha conservadora, como una víctima más de la intolerancia, en muchos casos, promovida como herramienta de propaganda del propio conservadurismo norteamericano.

Frente a las reacciones desencadenadas en relación al caso Kirk, la especialista en medios y comunicación Lilia Chouliaraki se refirió a la “victimización” de la derecha extrema en un ensayo donde afirma que la idea de martirizar al activista responde a una búsqueda por construir una “tiranía” de la llamada “cultura woke”. Asimismo, la suspensión del programa televisivo del comediante Jimmy Kimmel, emitido por la cadena estadounidense ABC, por sus comentarios críticos acerca de una presunta “capitalización política” de la muerte de Kirk, también influyeron en la discusión.

El debate recrudeció cuando la secretaria de Justicia de EEUU, Pamela Bondi, apeló a la lucha contra los discursos de odio para realizar una declaración que fue tomada como intimidatoria hacia la ciudadanía. Esto incluía elementos tales como persecuciones y juicios para castigar a quienes realizaran manifestaciones públicas a determinadas ideas políticas. El pronunciamiento de Bondi caló en la esfera política y reanudó los debates en relación a la libertad de expresión y las leyes, con eje principal en la Primera Enmienda, normativa fundamental de las libertades norteamericanas.

La disputa entre discursos de odio y libertad de expresión ha sido eje de posicionamientos en organismos como las Naciones Unidas. En 2019, fue lanzada la “Estrategia y Plan de Acción de las Naciones Unidas sobre el Discurso del Odio”, documento en cuya introducción, el secretario general de ONU António Guterres ya aclaraba que combatir estos discursos no implicaba “prohibir” la libertad de expresión.

En tanto, la polémica instaló en agenda el crecimiento de los discursos de odio en el ámbito social, político y cultural, como así en los límites y alcances de las legislaciones y políticas vigentes alrededor de la libertad de expresión. Asimismo, reavivó las advertencias sobre el rol de las redes sociales como zona liberada en términos simbólicos. 

Discursos de odio y la disputa en redes sociales

A mediados de 2025 se conoció que los discursos de odio habían aumentado en un 50% desde la adquisición de la red social X (ex Twitter) por parte del magnate Elon Musk. El relevamiento, publicado por el medio PLOS ONE, se centraba en el transcurso de 2022 a 2023 y la proliferación de los mensajes agresivos y hostiles en relación a grupos políticos, religiosos, ideológicos, de género, entre otros tópicos. 

El debate sobre este punto también cobra centralidad en Europa. El Observatorio Europeo del Odio en Línea (EOOH), entidad orientada a monitorear la gravitación de mensajes violentos en las redes dentro de la comunidad europea, presenta un balance mes a mes de los principales temas sobre los cuales proliferan los discursos de odio. Hacia agosto de 2025, las observaciones de mensajes de odio en redes sociales ubicaban en primer lugar a lo referido a antisemitismo, seguido por mensajes anti LGBTQ en segundo puesto, anti musulmán en tercero y “anti refugiados” en cuarta instancia. 

De las siete plataformas digitales analizadas por el observatorio, las más recurrentes para este tipo de expresiones han sido la mencionada X, Reddit y TikTok. El análisis de la entidad se basa en una escala de “toxicidad” que va de 0 a 1, siendo 1 la más extrema. El punto más alto fue detectado en abril de 2025, al escalar a un 0,22.

El informe “Contrólate en las redes”, difundido por el Instituto de la Juventud (Ijuve) dependiente del Ministerio de Juventud e Infancia de España, ya planteaba en 2017 una serie de diagnósticos en torno a mensajes de odio en redes sociales, ligados a procesos políticos como crisis de refugiados o la creciente “islamofobia” en torno a recientes atentados en París o Bruselas. En el documento, las redes sociales son definidas como “el primer árbitro” a la ahora de determinar “qué se puede decir y qué no”.

Guillermo Whpei

Presidente de la Fundacion para la democracia

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