
Trabajos forzados, redes de trata y explotación infantil son algunos de las acciones que hacen a la esclavitud moderna, situación que actualmente padecen 50 millones de personas en el mundo, según datos oficiales de entidades.
Las formas de explotación que se expresan como “esclavitud moderna” siguen siendo un eje de debate y preocupación en todo el mundo. Las vulneraciones a la integridad humana en marcos de trabajo y actividades se readaptan con los nuevos procesos de conflictos y transformaciones sociales. Desigualdades sociales, crisis económicas, movimientos migratorios, guerra, cambios tecnológicos y productivos. Los elementos y contextos son variados para analizar los vectores de esclavitud contemporánea y buscar nuevas respuestas.
Acorde a la definición de Naciones Unidas, la esclavitud moderna se define a aquellas tareas que una persona se ve obligada a cumplir bajo coerciones tales como amenazas, violencia, engaños o relaciones de poder variadas. Según Amnistía Internacional (AI), la esclavitud moderna conecta las viejas prácticas de esclavismo colonial decimonónico como ocurría en EEUU, trasladadas a las conflictividades y desigualdades del siglo XXI.
De manera oficial, los organismos internacionales reconocen tipos de esclavitud moderna en acciones como el trabajo forzado, los matrimonios forzados y trabajo infantil. Esto se traduce también en fenómenos como la explotación con fines sexuales. Según cifras de la Organización Internacional del Trabajo, en 2016 se relevaron unas 40 millones de personas en situación de esclavitud moderna. Con el correr de los años, nuevas transformaciones políticas, sociales y tecnológicas habilitan nuevos escenarios.
La irrupción reciente de la Inteligencia Artificial como ordenador de actividades, por ejemplo, ha sumado nuevos interrogantes sobre su impacto en el combate o, en cambio, la profundización de la esclavitud moderna. La organización Freedom United ha reflexionado sobre este punto. En un artículo sostiene que, como herramienta, la IA puede contribuir a detectar redes de explotación, como también puede ser utilizada para instigar estas prácticas. El especialista Antonio Casilli incluso ha acuñado la categoría de “nuevo proletariado” del mundo digital, para referirse a las nuevas generaciones de empleados precarizados para tareas de entrenamiento de meta-data, tercerizados por grandes corporaciones y sin coberturas institucionales.
Son conocidos los casos en que la esclavitud moderna se entrelazan incluso con estructuras legales establecidas por los propios países. De manera reciente, ha sido eje de debate la abolición del sistema “kafala”, conocido en Arabia Saudita como régimen de patrocinio legal para migrantes en busca de trabajo. Desde hace tiempo, el sistema kafala ha sido criticado como modo de explotación institucionalizado, que somete a sujetos vulnerables a condiciones precarias de trabajo, bajos salarios, estafas por parte de empleadores, entre otros puntos. Arabia Saudita se presenta como uno de los países de mayor nivel de eslcavitud moderna, según datos de entidades internacionales como la mencionada OIT, la entidad Walk Free y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Esclavitud de migrantes: tres veces más vulnerables
Para septiembre de 2022, la OIM estimó que aproximadamente 50 millones de personas en todo el mundo se encontraban en situación de esclavitud moderna. Un número altamente superior a las cifras de 2016. Según la entidad, los migrantes representan un sector en mayor riesgo de caer en este tipo de vulneraciones. El organismo sostiene que los trabajadores que migran tienen tres veces más chances de ser víctimas de esclavitud moderna que trabajadores que no son migrantes.
Según la OIT, a pesar de las múltiples políticas y regulaciones internacionales que pesan para combatir esto, hay un “rol fundamental” que deben ejercer tanto las empresas, los sindicatos como la ciudadanía para hacer frente a esto. Conflictos geopolíticos, crisis humanitarias, cambio climático, democracias débiles, son varios de los factores que pueden facilitar redes de explotación hacia los sectores marginados y desplazados de los países.
Mujeres y niñas para la explotación
Otro de las grandes formas de esclavitud tiene que ver con las redes de trata, con mujeres y niñas como principales sujetos en riesgo. Siguiendo las estadísticas de la OIT, del total de personas en situación de esclavitud moderna, más de 6 millones son en situación de explotación sexual forzada. De ellas, 5 millones son mujeres y niñas.
Se estima que las regiones de Asia-Pacífico y los estados árabes son las regiones donde se acumula la mayor tasa de personas en situaciones de trabajos forzados. En 2025 en tanto, fue lanzada la Alianza Mundial de Datos contra el Trabajo Forzoso, propuesta impulsada por líderes globales, figuras del sector empresario y activistas (entre otros), para dar forma a nuevas redes de datos e interrelaciones que aporten a erradicar la explotación de este tipo.
En este caso, se centra en la forma de esclavitud moderna vinculada a tareas forzadas de servidumbre, que incluye a unas 28 millones de personas. De este modo, la Alianza busca generar trabajo conjunto entre bases de datos, logística, estructura corporativa y diversas acciones políticas para contribuir a la lucha para detectar y combatir los ámbitos de trabajo forzado.
Presidente de la Fundacion para la democracia


