Mujer abrazando a su hijo entre los restos de una ciudad destruida

Violencia de género y guerra: el impacto de los conflictos armados en mujeres y niñas

Violaciones, esclavismo sexual, desplazamiento y falta de acceso a la educación se ubican entre las diversas consecuencias que mujeres y niñas sufren en contextos de guerra. Algunos casos han llevado a la justicia a tomar estos abusos no como daños colaterales sino como planes sistemáticos.

En un escenario de niveles récord de conflictos bélicos desarrollados alrededor del mundo, la mirada internacional mantiene una especial preocupación sobre la situación de mujeres y niñas en cada territorio. Cifras recientes de organismos de derechos humanos han alertado sobre las brutales consecuencias en torno a cómo las guerras afectan de manera especial la integridad de las mujeres. Un debate donde la paz mundial y la lucha contra la violencia de género reclaman respuestas por igual. 

Según datos recientes de Naciones Unidas, en 2024 se desarrollaron unos 185 conflictos armados en todo el mundo, de los cuales se relevaron 4.600 casos de violencia de género vinculados a ellos. Esto incluye ataques de violencia sexual y prácticas relacionadas con acciones de guerra como la tortura, el terror y el hostigamiento. Este número implica una suba de más del 85% desde 2022, en lo respectivo a violencia contra las mujeres en contextos de crisis humanitarias.

Asimismo, debe tenerse en cuenta a las mujeres como participantes mismas de los actores sociales armados que protagonizan estos conflictos. Amnistía Internacional se ha referido a la composición de las FARC en Colombia en un 40% constituido por mujeres. Lo mismo para las llamadas Unidades Femeninas de Protección en Kurdistán, integradas por unas 30.000 mujeres, cuya participación fue clave en la lucha contra el llamado Estado Islámico. 

En tanto, los efectos de estos conflictos no sólo atraviesan a las mujeres adultas, sino también a las niñas. Según datos de la ONU, las niñas en zonas de conflictos armados están impedidas de acceder a la educación en un 90% más que lo niños varones. A esto debe sumarse el modo en que estos conflictos propician la irrupción de problemáticas como la explotación de niñas para el trabajo esclavo, trata con fines sexuales, entre otros.

Mujeres como “botín de guerra”

Hipatía Parodi, investigadora becaria del Instituto de Investigación Sobre Derecho, Justicia y Sociedad (Idejus, CONICET-UNC) ha tratado el tema y su vínculo con la violencia sexual no como “daño colateral” sino como una práctica propia de la guerra. Tomando como ejemplo el caso del genocidio Tutsi en Ruanda a mediados de la década de los 90’s, donde en 100 días fueron violadas y mutiladas unas 250 mil mujeres, Parodi habla de una violencia “planificada y sistemática” hacia las mujeres. Como producto de esas violaciones, nacieron 5.000 bebés, de modo que el alcance fue intergeneracional. Asimismo, siguiendo ese ejemplo, la especialista habló incluso de un “arma biológica” al haberse implementado la violencia sexual para la propagación del HIV en la población. 

Sobre este episodio, aclara la especialista, la justicia internacional sentó un precedente central. En el caso de Ruanda, el Tribunal Penal Internacional reconoció a la violación como un “acto de genocidio”, estableciendo jurisprudencia en el entrecruzamiento de machismo, violencia y actos de guerra. 

Asimismo, Amnistía Internacional ha puesto también el ejemplo del genocidio cometido contra la comunidad yazidí por parte del ya mencionado grupo Estado Islámico. Fue en 2014 en el norte de Irak, cuyos crímenes incluyeron, además de muertes y torturas, múltiples casos de violación y esclavización hacia mujeres.  

AI también recordó el antecedente de las Fuerzas de Defensa de Eritrea, en Etiopía, acusadas de estar implicadas en actos de violencia sexual, violación, esclavitud y demás vejaciones. Muchas de las víctimas recibieron asistencia recién tras la retirada de las fuerzas del lugar en enero de 2023. 

Advertencia de los organismos internacionales

Asimismo, las preocupaciones se ciernen sobre cómo los gobiernos y organismos multilaterales han abordado la problemática en referencia a las guerras y las mujeres y niñas. Un informe lanzado en septiembre de este año por parte de la Secretaría General de las Naciones Unidas sobre “las mujeres, la paz y la seguridad” advirtió que, de un gasto militar a nivel mundial de 2,7 billones de dólares en 2024, sólo 0,4% ha sido dirigido a organizaciones para la asistencia a mujeres en zonas de crisis.   

Asimismo, la ONU también ha planteado que, si bien ha habido grandes avances en las últimas décadas, las mujeres siguen siendo mayoritariamente excluidas como participantes en los procesos de paz. Según cifras de 2024, las mujeres alcanzan apenas a un 7% de representación entre el personal negociador de paz en crisis armadas. Esto cobra relevancia si se tiene en cuenta que la entidad internacional ha recomendado llegar al objetivo de paridad de hombres y mujeres en la toma de decisiones, a través del Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer.

En octubre del año 2020, en tanto, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU definió mediante una resolución que la función de las mujeres es fundamental en la resolución de conflictos y la consolidación de la paz. También fue destacada la necesidad de su participación “plena, efectiva e igualitaria” en la decisión de acciones.  

Guillermo Whpei

Presidente de la Fundacion para la democracia

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